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Estudiantes universitarios: inquilinos bien avalados

Dejemos de lado los estereotipos. En tiempos en los que estudiar una carrera universitaria significa una fuerte inversión de dinero y esfuerzo, la imagen del universitario fiestero e irresponsable es cosa del pasado. Los universitarios son parte de nuestra apuesta del futuro y del perfil formador de nuevos hogares.

Este año se espera que unos 300.000 nuevos alumnos se incorporen a las 82 universidades españolas que existen, de los cuales 40.000 son europeos que han elegido a España para cursar sus estudios, colocando a nuestro país como líder en la recepción de estudiantes provenientes de la comunidad Erasmus, dejando atrás a Italia, Francia o Alemania.

Alrededor de la mitad de los estudiantes españoles cambia de ciudad para iniciar su etapa universitaria, por lo que estamos hablando de unos 130.000 jóvenes que, durante el verano, se dedicarán a buscar un nuevo sitio donde vivir.

A este, ya tradicional, mercado para el arrendamiento se han sumado, en los últimos tiempos, otros perfiles que ven en los pisos compartidos una nueva manera de vivir. El descenso del ingreso medio de muchos españoles ha traído consigo que compartir su piso haga más llevadera la labor de pagar su renta o alquiler. Para quienes buscan independizarse, repartir los gastos de una vivienda entre varios es, casi, la única opción posible, al igual que para quienes cambian de ciudad persiguiendo mejores ofertas de trabajo o para aquellos que han disuelto su relación de pareja recientemente e inician una nueva etapa en su vida.

Durante la crisis inmobiliaria, muchos propietarios de pisos en venta han encontrado en el alquiler una fórmula conveniente para obtener ingresos. Aún así en Madrid, Barcelona y Valencia, propietarios de viviendas vacías dejan de percibir unos 334 millones de euros al mes por no arrendarlas.

Los estudiantes son un nicho importante de posibles inquilinos que, al contrario de lo que se piensa, presenta un bajo porcentaje de impago, porque detrás de la mayoría de los que aspiran a terminar una carrera universitaria está una familia preocupada por su formación que avala o, incluso, cubre el pago de sus rentas.

En este sentido, los propietarios pueden elegir entre alquilar el piso entero a un grupo ya conformado o hacerlo por habitaciones. Aunque los contratos de alquiler suelen tener una duración de un año, con estudiantes se puede pactar un plazo correspondiente al curso escolar, lo que supone una ventaja en el caso de que se desee disponer del piso con cierta facilidad. Los propietarios que decidan alquilar su piso a estudiantes, deben considerar con estos prefieren tener los gastos incluidos en la renta, para tener claro lo que deberán pagar cada mes por la vivienda que ocupan. En cualquier caso, es muy importante que en el contrato queden reflejadas las condiciones pactadas previamente en cuanto a la duración y al pago de los suministros.

Aunque el precio es el factor más importante para la mayoría a la hora de tomar una decisión, el mobiliario influye positivamente en la decisión final, si está en buen estado y es lo suficientemente completo como para evitar el hacer compras adicionales para equipar el piso. Son indispensables la lavadora, la televisión e internet. Incluir en el contrato un inventario con todo el mobiliario que se encuentra en el piso para el momento de la entrega suele ser de utilidad para evitar malos entendidos a la finalización del contrato.

Aunque los pisos cercanos a las universidades son los más demandados, aquellos más alejados pero bien comunicados son opciones atractivas para los que buscan, además, moverse con facilidad por la ciudad.

Aunque los estereotipos nos pintan una imagen diferente, el 64% de los universitarios se fija en el orden y el 21% en la limpieza, poniendo estos dos factores por delante del tamaño del piso o de la habitación que ocuparán, en el momento de decidirse por un inmueble u otro.

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