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Comercio local: el corazón de la ciudad

Publicado por admin en diciembre 14, 2015
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¿Qué es lo que hace que la mayoría de las personas que buscan una vivienda la prefieran en el centro? Es probable que el comercio local sea responsable de que las zonas céntricas sean las más codiciadas para vivir y visitar.

Seguramente todos lo hemos hecho. Cuando llegamos a una ciudad que no conocemos lo primero que queremos visitar es el centro, porque es allí donde encontramos lo más representativo del lugar. El comercio urbano es único e irrepetible en cada ciudad y algunos locales son un emblema de su historia y cultura. Sin estos comercios, las zonas céntricas no gozarían de ese ambiente que les hace tan peculiares.

El pequeño comercio, el cercano, el del barrio, interviene directamente en todo lo que sucede a su alrededor: el movimiento de gente, la creación de zonas peatonales, la iluminación navideña, la organización de festejos, la conservación y mejora de los elementos de urbanismo, y la movilidad dentro de los centros urbanos.

Gracias a estos comercios podemos hacer compras al salir del trabajo o al regresar a casa. Podemos mantener una amena conversación con el comerciante mientras nos entrega nuestro pan preferido sin tener, siquiera, que pedirlo. Las grandes ciudades resultan menos abrumadoras gracias a la actividad de estos locales ya que mantienen vivo el sentimiento de vecindad que nos hace sentirnos siempre en casa.

La existencia del comercio de cercanía facilita la vida de las personas de edad avanzada, que pueden adquirir los productos que necesitan casi sin salir de su propia calle. Y ni hablar de la gran ventaja que significa para los vecinos de las zonas comerciales el poder establecer sus negocios muy cerca de su lugar de domicilio.

Dentro del escaparate de cada pequeño comercio hay un importante motor que genera empleo y actividad para su propia comunidad porque, por su naturaleza, es el que más vende productos de cercanía lo que, además, tiene una influencia positiva y poco reconocida en la ecología. El transporte de los productos desde su lugar de cultivo es mucho más corto, y el desplazamiento del comprador a la tienda no depende necesariamente de un vehículo, lo que reduce considerablemente las emisiones de C02.

Por otro lado, el propietario de un comercio local suele contratar los servicios de otros establecimientos del mismo barrio, ya sea por su proximidad o por por la relación personal que mantienen gracias al trato cotidiano, lo que contribuye al desarrollo de la propia zona porque buena parte del dinero producido por esta actividad comercial sustenta a los propios vecinos y se invierte en las mejoras de las infraestructuras de la comunidad.

La creación de asociaciones de comerciantes fortalece la solidaridad entre ellos y genera, en beneficio de los habitantes de cada zona, la promoción de eventos recreativos, culturales y festivos que, junto con la decoración de escaparates y fachadas de los locales, contribuyen a dar frescura y una personalidad única a cada barrio. Estas asociaciones, debidamente organizadas y encaminadas a la consecución de objetivos comunes, pueden convertirse en excelentes aliados de los vecinos a la hora de sumar fuerzas para llevar a cabo acciones de mejora en servicios y estructuras públicas.

En general, el comercio local es valorado dentro de la comunidad por su esfuerzo constante por mantenerse en el tiempo, el trato humano y cercano, la experiencia, su capacidad para generar o mantener el empleo en la medida de sus posibilidades, la reinversión de sus ganancias en el mismo barrio y el arraigo que tienen con la cultura y las tradiciones de cada ciudad.

Participando en las actividades de dinamización y comprando sus productos estamos colaborando para hacer del barrio en el que vivimos nuestro gran centro comercial en beneficio de sus propietarios y de toda la comunidad.

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